martes, 11 de noviembre de 2014

El hombre imaginario

Dos máquinas nos lega el siglo XIX: el avión y el cine.



La primera nos arranca de la tierra y nos la hace más pequeña, hace realidad el sueño de ser como los ángeles; la segunda nos enfrenta al ojo objetivo. Pero, el vuelo del cine es más alto que el sueño de las máquinas voladoras.



El cine no es el arte de lo objetivo, sino arte de sugerir emociones, no de narrar hechos” El cine es un arte creador de vidas. Mas estas vidas se sumen en la bruma y surgen como fantasmas impalpables.



Según Apollinaire:  "El cine es arte de lo objetivo, pero lo suyo propio es el sueño".



El cine es un ojo en esencia surrealista (está más allá de la realidad). Entrar al mundo del cine es penetrar en un paisaje de sueños.



Los mismos orígenes del cine son una mezcla de ciencia y magia, de laboratorio y de prestidigitación, de ficción científica y superchería antigua.



El cine es una mezcla derivada de los juegos con la luz que en los circos usaban los practicantes de sortilegios.

https://prezi.com/gmgfzfnuu67j/la-poetica-del-cine/#

martes, 4 de noviembre de 2014

Los retos de la educación


A PROPÓSITO DEL TEXTO DE BAUMAN Y LA EDUCACIÓN 
EN LOS TIEMPOS DE LA MODERNIDAD LÍQUIDA


  • El mundo moderno vive un síndrome de "impaciencia". Las jerarquías del mundo moderno se miden por la capacidad para ser atendido antes que los demás. Síndrome del VIP, del acceso preferente. 

  • Hoy se padece como ridículo todo lo que el mundo previo llamaba "sólido": un valor, un empleo, un cargo, un oficio, un compromiso. El problema del paso del tiempo: hemos pasado de considerar el tiempo un tesoro (el tiempo es oro, decían los viejos), a la idea de que el tiempo es un fastidio, como dicen nuestros jóvenes.

  • Hoy la educación es vista como un producto y no como un proceso. Considerar la educación algo acabado implica concebir que se puede recibir la educación tal cual recibimos otros bienes materiales, no entenderla, en suma, como una empresa continua de toda la vida. 

  • El conocimiento, antes considerado un valor permanente, sólido y definido, es ahora una prenda deleznable, cuyos elementos básicos son ahora un remanente, un pasivo. Hoy todo envejece rápido: vivimos rodeados de un mundo de recetas que nos dicen no solo que se usa y qué se debe hacer sino todo aquello que ya debe ser desechado. Ejemplo: basta con analizar “lo mal que habla de usted” el seguir con ese celular, ese auto, ese tele… etc. El mundo moderno: vive de la alegría de desprenderse de las cosas y de que las cosas sirvan solo por un lapso determinado. El conocimiento también es hoy objeto de un tratamiento similar: el conocimiento como uso  instantáneo, en medio del torbellino de cambio.

  • Los programas de software aparecen y desaparecen. Se desvanece la idea de durabilidad. Hoy imperan las novedades que se desgastan rápidamente. Antes se señalaba: nadie te puede quitar lo que aprendes; hoy todo está en demolición, especialmente lo que hemos aprendido. Vivimos la educación en los tiempos del cambio y del desaprendizaje.

  • La educación se da en la modernidad líquida de una manera  errática e impredescible, sometida a los cambios contemporáneos. El paso de paideai (Jaeger) a la idea de una educación como desaprendizaje, errancia, volubilidad. En el mundo cambiante el aprendizaje está condenado a ser una búsqueda interminable.

  • Lenguajes dicientes: de la idea de la “ingeniería”  a la de "danza" y "surf"; mejor hablar de redes, equipos, influencias, coaliciones; ya no de control o liderazgo.  Rechazo a la idea de "conocimiento establecido", mejor aceptar que todo es paradójico, fluido, plástico, inestable, caótico. Mejor ir por un mundo volátil.

  • Ante la memoria se presentaba como un factor positivo: hoy vivimos la posibilidad de apelar a dispositivos para acumular todo lo que puede ser almacenado, para crear receptores de materiales desechables. No se necesita hacer lo que otros ya hicieron sino hacer cosas nuevas, inesperadas, excepcionales: llegar con la novedad y el encanto.

  • Dos frentes de guerra en la educación: uno, en el mundo volátil de la modernidad, se ha impuesto la idea de convertir a los maestros en simples consejeros, desalojados de un saber… solo tienen nociones. El mundo no es estable: todo se desliza; como dice Virilio, todo el conocimiento ha cambiado, lo desconocido ha cambiado de posición, hemos pasado de lo misterioso y salvaje a la "galaxia nebular de la imagen". 

  • En consecuencia, dos, el misterio no es el mundo por conocer sino la cantidad de información -vasta e inasimilable- con la que contamos hoy. Masa de conocimiento acumulado: epítome contemporáneo del desorden y el caos.

  • Se pregunta Bauman: ¿cómo separar la paja del trigo? La información se asimila toda como una masa: programas de concurso, todo el saber aparece con el mismo valor: la farándula, la ciencia, la técnica, la filosofía, el arte… ¿Cómo dar relevancia?, ¿a qué dar relevancia?, ¿qué tan pronto lo relevante puede ser todo lo contrario: irrelevante? La única regla parece ser la relevancia momentánea.

  • ¿Qué deben enfrentar los educadores hoy? La irrelevancia del conocimiento, la sobresaturación de la información, el exceso de cambio; la irrelevancia de su propio saber; el compromiso sigue siendo, no obstante, preparar a las nuevas generaciones;, a pesar de ver su estatus reducido a la de orientador y acompañante en medio del torbellino.